Es más fácil de lo que crees y, cuando lo tengas, no querrás salir de él. Convertir el baño de casa en un spa (o casi) está al alcance de todos. Toma nota de estas tres ideas y lograrás un baño en el que relajarte y disfrutar de un momento placentero a cualquier hora.
1 Ante todo, serenidad
Lo primero, a la hora de lograr un ambiente que se preste a la relajación es pensar en los colores que se utilizarán: los tonos neutros y claros aportan luminosidad, serenidad y calma. Justo lo que buscaríamos en un spa. Por eso es importante optar por revestimientos y pavimentos cerámicos que sigan estas pautas. Echa un vistazo a esta idea de Gala:
Para este baño se ha elegido una combinación de las series Fortis, en el revestimiento, y Mine, en el pavimento. Dos modelos en color arena que transmiten luminosidad y armonía y que, además, coinciden en su acabado pétreo, que es muy sutil pero consigue aportar textura al ambiente. En combinación con la madera clara del mobiliario —otro must cuando se buscan ambientes acogedores y luminosos—, el resultado es sobresaliente.
Por cierto, la franja en color topo en la parte superior del frente de lavabo es una idea fantástica —y muy copiable— para romper la uniformidad de un ambiente cuando el revestimiento y el pavimento son iguales (o casi, como en este caso).
2 Minimalismo en la decoración
En la misma línea que la idea anterior, que apuesta por tonos neutros y claros, una muy buena idea para ganar en serenidad es llevar el minimalismo a su máxima expresión. Esto es: interiorismos compuestos, solamente, por lo esencial, dejando a un lado las decoraciones excesivas, las formas imposibles y la proliferación de mobiliario en el baño.
¿No te encanta esta propuesta?
Con un interiorismo completamente blanco y la sencillez del mobiliario —los sanitarios y el lavabo pertenecen a la colección Eos de Gala—, tanto en formas como en acabados, se consigue un ambiente minimalista de libro. El camino de piedra en el lateral de la ducha y los grandes ventanales ahondan en la sensación de naturalidad del ambiente, algo fundamental para convertir el baño en un auténtico spa.
Eso sí, que sea minimalista no implica renunciar al juego de texturas y ambientes que siempre dan un plus al interiorismo. Inspírate en el baño de la imagen inferior. El uso del delicado mosaico Tabarca sobre el frente de lavabo y la zona de ducha rompe la uniformidad del espacio sin, por ello, perder su sentido minimalista. La sobriedad y delicadeza en el diseño del mobiliario contribuyen a crear un ambiente 100% relajante.
3 Una bañera para dejarse llevar
Esto es, por encima de todo, el punto álgido de un baño que aspira a servir de pequeño spa. Porque cuando uno piensa en un spa, automáticamente la mente lo lleva a un relajante baño. Y para ello, no hay duda, es imprescindible contar con una buena bañera.
Lo ideal, evidentemente, es contar con una bañera de hidromasaje como Flex Center (imagen inferior). Con jets de agua y aire orientables y para masaje lumbar y plantar, regulador automático de intensidad de masaje, calefactor de agua, cromoterapia y sistema bluetooth de reproducción de música, esta bañera es un auténtico lujo.
Pero no siempre es necesario disponer de bañeras hidromasaje para sentir que tienes el spa en casa. Echa un vistazo a esta otra idea:
Encastra la bañera —en la imagen, el modelo Vanesa de Gala— en una plataforma de madera cerámica que aporte calidez al ambiente, acompaña la decoración con elementos naturales (como el camino de cantos rodados y bambú de la fotografía) y ¡voilà! conseguirás un maravilloso ambiente zen.
Para un baño de relajación total, baja la iluminación (en lugar de luces superiores, opta por lámparas que den puntos de luz localizados) y emplea aceites esenciales, que tienen efecto calmante y antiestrés. ¡Nada más sencillo para disfrutar de los beneficios de un spa en casa!