Cuando nos decidimos a acometer una reforma en el baño, el mobiliario es una de las cuestiones a las que prestamos más atención. No en vano, un mueble acertado es capaz de robar el protagonismo al resto de elementos para convertirse en el receptor de todas las miradas.
En la elección del mueble de baño, una de las principales cuestiones a las que has de responderte es si lo prefieres con patas o suspendido, por eso, hoy te ayudamos a conocer mejor las ventajas de cada modelo.
Ventajas del mueble suspendido
El mueble suspendido se ha convertido en un básico del baño gracias a sus múltiples beneficios. El más obvio es su facilidad de limpieza, ya que permite acceder sin ningún obstáculo a las juntas de pared y suelo.
A su vez, el mueble de baño suspendido es una opción fantástica en estancias de pequeñas dimensiones. Al ser más corto y colocarse directamente en la pared, ofrece una mayor sensación de ligereza, lo que contribuye a agrandar el espacio visualmente.
No obstante, no lo descartes en baños grandes. Al contrario, puede ser una opción fantástica si, por ejemplo, necesitas más de un lavabo. Echa un vistazo a este ambiente protagonizado por el mueble Flex de Gala. Al tratarse de un lavabo de doble cubeta, es más largo de un mueble suspendido estándar y, sin embargo, es capaz de mantener un look fresco sin cargar demasiado la estancia.
Y aún más, el mueble suspendido es ideal si lo que queremos es duplicar elementos. Hecha un vistazo a esta otra opción, también con el mueble Flex de Gala pero en su versión de 60 cm. El resultado es una zona de aseo con dos muebles sofisticados y de auténtica actualidad que, en ningún caso, se muestra recargado:
Ventajas del mueble con patas
El mueble de baño con patas es la evolución natural de aquellos muebles que llegaban hasta el suelo, muchas veces con rodapié incorporado, en décadas pasadas. No obstante, las nuevas interpretaciones del mobiliario tradicional nos brindan propuestas realmente atractivas y funcionales.
Este tipo de mueble es muy recomendable en aquellos baños en los que necesitamos un punto de atención, pues al ocupar más espacio aporta también una mayor presencia visual. Tenlo en cuenta a la hora de elegir el diseño. Incluso un mueble de líneas sencillas como el modelo Jade de Gala (en la imagen inferior) es capaz de convertirse en el centro de un baño minimalista gracias a su estilo joven y natural.
Aunque dependerá del modelo, es muy común que este tipo de mueble incorpore tres cajones (mientras que el mueble suspendido tendrá uno o dos), lo cual se presenta como una gran oportunidad de almacenaje en el caso de baños en los que no se dispone de más espacio para guardar toallas y útiles de aseo.
Por cierto, una solución fantástica para complementar la capacidad de almacenaje del mueble es recurrir a una columna. Mantiene el diseño del mueble principal y es perfecta para guardar todos aquellos objetos que no nos gusta que estén a la vista, como el secador de pelo o el papel higiénico extra, ofreciendo una imagen mucho más ordenada del baño. En la imagen superior, tanto el mueble como la columna pertenecen a la colección Ágata de Gala.
Finalmente, gracias a que en el mueble con patas el punto de apoyo se reparte entre estas y las fijaciones a pared, no es necesario contar con una pared tan robusta como en el caso del mueble suspendido.
Un mueble, dos estilos
Superadas las cuestiones técnicas y de espacio, al final, decantarte por uno u otro dependerá de tus propias preferencias personales y del look que decidas dar a tu baño. Te ponemos un ejemplo: el mueble Ágata, de Gala, en su versión de tres cajones aporta un estilo sobrio y atemporal al interiorismo, mientras que la versión suspendida del mueble –que mantiene la línea refinada y sutil de la colección- ayuda a crear un interiorismo fresco y joven, de gran actualidad.